El lobo y las siete cabritas
Había una vez una cabra que vivía con sus siete cabritas.
Un día fue al mercado y les pidió a sus hijas que no le abrieran la puerta a nadie. Cuando partió, no se dio cuenta que el lobo esperaba que se marchara.
El lobo tocó la puerta y quiso engañar a la cabritas diciendo que era su mamá, pero ellas no le abrieron. Le dijeron que no podía engañarlas porque su madre tenía una voz muy dulce.
El lobo que era muy astuto, tomó miel para que la voz se le suavizará y luego volvió a llamar a la puerta.
Las cabritas estaban confundidas, entonces le pidieron que enseñara una de sus patas por debajo de la puerta y de esta forma descubrieron que no era su madre, pues ella las tenía blancas.
El lobo se pintó las patas con harina y regresó de nuevo, esta vez las cabritas lo dejaron pasar. Al instante, todas estaban en la panza del lobo, menos una que había logrado esconderse.
Cuando la madre regresó, se asustó al ver que sus cabritas no estaban, la única que escapó le contó lo sucedido y junto a su madre fueron a buscar al lobo.
Lo encontraron durmiendo, entonces, la madre se llenó de valor y le abrió la panza al lobo, sacó a las cabritas y le llenó nuevamente el estómago con piedras.
Más tarde, el lobo se despertó, se asomó al río a beber agua, pero el peso de las piedras hizo que cayera y se sumergiera hsta lo más profundo.
Las cabritas y su madre regresaron a casa felices.
Hermanos Grimm
(Adaptación)




