Cuento Infantil El Gigante Egoista
Como todas las tardes, al salir de la escuela, los niños iban a jugar al jardin del gigante.
Corrian, disfrutaban de la belleza de los arboles y del trinar de los pajaros, todo erea felicidad.
Hacia mucho tiempo que el gigante no se aparecia por el lugar, pero un dia regreso, y al llegar, vio a los niños jugando y exclamo con voz retumbane.
-¿Que hacen aqui? ¡Este es mi jardin! ¡Nadie puede jugar aqui!
Y los niños escaparon corriendo.
El gigante contruyo un muro alto y en la puerta puso un cartel que decia:
«Prohibida la entrada». Era un gigante egoista…
Los niños y niñas no tenian un lugar para jugar y recordaban con nostalgia el jardin del gigante.
La primavera llego y toda la region se cubrio de flores y pajaros. Sin embargo en el jardin del gigante egoista el invierno permanecio.
Como no habia niños, los pajaros no cantaban y los arboles se olvidaron de florecer.
_No entiendo por que la primavera no llego -decia el gigante egoista al ver su jardin cubierto de gris y blanco.
Una mañana, los niños entraron por una brecha del muro y el jardin se cubrio nuevamente de flores y los arboles estaban felices de tener a los niños entre sus ramas. Era un espectaculo hermoso.
En el rincon mas apartado del jardin aun reinaba el invierno, en el habia un arbol cubierto de nieve porque el niño mas pequeño de todos lloraba amargamente por no poder subir a las ramas.
Al observar esa escena por la ventana de su habitacion, el gigante sintio que el corazon se le derretia.
-¡Que egoista he sido! – exclamo el gigante- , ahora se por que la primavera no vino a mi jardin.
Estaba arrepentido por lo que habia hecho. Corrio al jardin. tomo al niño entre sus manos y lo ayudo a subir. El arbol florecio y los pajaros llegaron a cantar. En agradecimiento, el niño lo abrazo y los beso.
-Desde ahora el jardin sera para ustedes – dijo el gigante, y derribo el muro.
Pasado algun tiempo, una noche todos fueron a despedirse del gigante, solo falto el niño mas pequeño. El gigante pregunto por el, pues lo queria mas que a los otros.
Ellos respondieron: «No sabemos donde esta, se marcho solo».
Un dia, debajo de un arbol cubierto de flores blancas, estaba el pequeño a quien el gigante tanto habia extrañado. Se acerco enfurecido porque vio en sus manos y pies las señales de unos clavos.
-¿Quien te hirio?
-¡Nadie! – respondio el niño.
Estas son las heridas de amor.
-¿Quien eres?- pregunto el gigante y cayo de rodillas ante el pequeño. El sonrio y dijo: «Tu me dejaste jugar una vez en tu jardin, hjoy jugaras conmigo en el mio, que es el Paraiso».
Cuando los niños llegaron encontraron al gigante tendido bajo el arbol, cubierto de flores blancas.



