Jacobo el niño cabeza de zanahoria- parte 1
Erase una vez un niño llamado Jacobo.
Jacobo era un jovencito con muchas pecas en la cara y el cabello del color de una zanahoria. Como a todos los niños, a Jacobo le gustaba jugar con la pelota junto a sus amigos, y a ellos les parecía genial que él tuviese el cabello como una zanahoria. Cuando iban a visitarlo y la mamá de Jacobo les servía zanahorias, sus amigos gritaban:
¡Una zanahoria se está comiendo a otra zanahoria!
Y Jacobo reía como el que más, porque le hacía sentirse muy, muy especial.
A Jacobo le gustaba mucho jugar con sus amigos, pero llegó un día en que no pudo jugar con ellos porque tuvo que cambiar de colegio y ya no conocía a nadie. Aquella situación a Jacobo le puso muy triste, no sabía qué hacer.
Cuando entró en clase pudo ver que un niño bastante más alto que él estaba jugando con una pelota, y que los demás niños le miraban jugar. Hablaban con él y se reían, de forma que a Jacobo aquel niño le resultó bastante popular.
José se llamaba aquél niño y, de entre todos los compañeros de clase, era el más alto y el que parecía de mayor edad, de manera que Jacobo pensó que si se burlaba de él, podría ganar el respeto de sus nuevos compañeros y que así todos fuesen sus amigos.
De esta forma se acercó hacia donde estaban los compañeros de clase, señaló a José y dijo:
Eres alto como los adultos, pero juegas a la pelota como un bebé. ¡Eres un bebé!- le dijo Jacobo, a pesar de que había observado en él a un fantástico compañero con el que jugar a la pelota.
¿Por qué me dices eso, niño zanahoria? Yo solo estoy jugando con la pelota sin molestar a nadie, déjame en paz.
Haberlo llamado “niño zanahoria” ocasionó que todos los demás niños se rieran, aunque José no lo hubiera dicho con esa intención. Por ello, a partir de entonces, todos se burlaron de Jacobo llamándole “el niño cabeza de zanahoria”.