La reina de las abejas -1
Érase una vez un rey que tenía tres hijos. Los mayores eran muy aventureros, tanto que un día decidieron abandonar el palacio donde vivían para ir en busca de aventuras. Fueron de acá para allá, disfrutando de una vida sin responsabilidades ni obligaciones. Tanto les gustó su nueva vida que decidieron no volver jamás a casa.
Un día el hermano pequeño, al que todos llamaban “El bobo”, decidió ir a buscar a sus hermanos mayores para unirse a ellos. Cuando por fin el hermano pequeño encontró a los mayores, estos se burlaron de él, pero finalmente se fueron todos juntos.
Al rato llegaron a un hormiguero. Los dos mayores quisieron revolverlo para ver cómo las hormigas correteaban asustadas de un lado a otro, pero el bobo les pidió que las dejaran en paz. Los mayores accedieron y siguieron el camino.
Al rato llegaron a un lago donde había muchos patos. Los mayores quisieron cazar algunos, pero el bobo les pidió que los dejaran en paz. Una vez más, los mayores accedieron y siguieron el camino.
Finalmente, los tres hermanos llegaron a una colmena cargada de miel. Los mayores querían acabar con las abejas prendiendo fuego bajo el árbol y así poder coger la miel. El bobo, una vez más, les pidió que dejaran en paz a las abejas. Los mayores accedieron y continuaron caminando.
Al rato, los tres hermanos llegaron a un palacio en el que solo había un montón de caballos petrificados. Juntos recorrieron el edificio hasta encontrar una puerta que tenía tres cerrojos. En mitad de la puerta, había una mirilla y por ella se podía ver lo que había dentro.
Los hermanos miraron y vieron a un hombrecillo gris sentado a una mesa. Lo llamaron a voces una vez, pero no los oyó. Lo llamaron una segunda vez, pero tampoco contestó. Cuando llamaron por tercera vez, el hombrecillo se levantó y salió. Sin decir ni una palabra, los agarró y los condujo a una mesa llena de exquisitos manjares.




