El castillo de hielo -1

Había una vez un reino muy frío construído sobre nieve en el que había un castillo que estaba hecho de hielo. Era un lugar tan frío que ni siquiera el fuego que utlizaban sus habitantes para calentarse lograba derretirlo. La causa estaba en la frialdad del corazón de los que allí vivían. Todos tenían corazones de hielo. Especialmente el rey, que era déspota y consentido.

Pero tal era el frío que salía de los corazones de aquella gente que llegó un día en que el fuego del castillo finalmente se apagó. Aquello era una tragedia. No había luz por la noche, ni lugar para cocinar los alimentos. Necesitaban el fuego para vivir.

El rey mandó a un joven soldado que saliera a buscar fuego para alimentar la chimenea del castillo.
-¡Y no vuelvas sin él!- le dijo.

El joven salió hacia la aldea con una lámpara y unas velas apagadas en busca de alguien que le diera un poco de fuego. Se detuvo ante la primera casa encontró, llamó a la puerta y dijo:
-¡Abrid! ¡El rey exige fuego para alimentar su chimenea!- gritó el joven con tono impertinente.

Pero nadie le abrió la puerta, así que el soldado siguió caminando. Encontró una segunda casa y volvió a llamar.

El rey necesita fuego para alimentar su castillo!
Esperó un largo rato en la puerta, muerto de frío y sin recibir respuesta alguna. Finalmente un hombre abrió la puerta con cierto recelo
– El rey nunca se preocupa por su pueblo, ¿por qué habríamos de ayudarle ahora?
Y cerró la puerta en las narices del soldado.

El joven continuó caminando pensando en las palabras de aquel hombre. Al fin y al cabo tenía razón. Era normal que nadie quisiera ayudar al rey. Pero el tenía que volver al castillo con el fuego. Se lo había dejado bien claro el rey. Tenía que seguir intentándolo así que llamó a otra puerta.

– ¿Qué queréis? – contestó una mujer antes incluso de que hubiera llamado
– Fuego, fuego para el castillo del rey señora
– ¿Sabes? No debería dártelo porque el rey no se lo merece. Pero me da pena que vuelvas con las manos vacías y te encierre en las mazmorras… Anda pasa.

Deja tu Comentario

comentarios