El ladrón de pasteles -2

Alba se quedó muy sorprendida, pero pensó que podía ser cierto, así que pensó un plan para dar un escarmiento al monstruo ladrón de pasteles.

Alba se puso manos a la obra y preparó dulces de todos los colores, formas y sabores.
– El monstruo de los pasteles se va a dar un festín con todas estas ricas tartas, pero lo que no sabe es que lo voy a pillar con las manos en la masa – pensó Alba

Estuvo haciendo tartas todo el día y, como siempre, las dejó reposar en la cocina y se fue a la cama después de cenar.

Cuando todo estaba tranquilo y su familia dormía, Alba se levantó y se escondió en un armario de la cocina a esperar, valientemente, al monstruo ladrón de pasteles.
De repente, escuchó un ruido y cuando estuvo segura de que era el monstruo, abrió rápidamente el armario, salió de un salto y lanzó a la cara del monstruo dos tartas enormes llenas de nata y un montón bolitas de chocolate.
– ¡¡¡Aaaaahh!!! –gritó el monstruo
– ¡Qué daño me has hecho! ¡Y además me has dado un susto tremendo!
– ¡Miguel! ¿Eres tú? ¡La historia del monstruo era mentira! – le contestó Alba muy enfadada

Su hermano Miguel, se dio cuenta de que no había estado bien mentir a su hermana y con la cara llena de nata y chocolate, le pidió perdón muy avergonzado. Miguel aprendió la lección: siempre es mejor contar la verdad que una mentira, porque al final, ¡de todo se entera uno!

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