No disfrutamos el circo (Lectura)

Cierta tarde estaba con mi padre haciendo fila para comprar entradas para la funcion del circo.  Al final solamente quedaba una familia entre la ventanilla y nosotros.  Eran seis niños educados, todos  hacian bien la fila, de dos en dos, detras de los padres, tomados d las manos.

Hablaban felices de los payasos, los elefantes y otros numeros que verian esa tarde.

La señorita de la ventanilla pregunto al padre cuantas entradas necesitaba a lo que el respondio con orgullo:

«por favor deme seis entradas para niños y dos de adultos».

La señorita le indico el precio pero el señor se asusto porque no tenia suficiente dinero.

Mi padre viendo lo que pasaba, saco de su bolsillo un billete de Q1oo.oo y le dijo al señor:  «Disculpe, se le cayo esto del bolsillo».

El hombre se dio cuenta de lo que pasaba.  Miro a mi padre, con sus dos manos le tomo la suya, apreto el billete y dijo: «¡Gracias, señor!».

Papa y yo regresamos a casa.  Esa noche no fuimos al circo, pero aprendimos que la felicidad de otros a veces sabe mejor que la propia felicidad.

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