Los duendes y el zapatero -1

Había una vez un humilde zapatero que era tan pobre que no tenía dinero ni para comprar el cuero que necesitaba para hacer zapatos.

-No sé qué va a ser de nosotros – le decía el zapatero a su mujer-. Si no encuentro un buen comprador o cambia nuestra suerte no podré seguir trabajando. Y si no puedo trabajar, no tendremos dinero para comer.

El zapatero preparó el último trozo de cuero que le quedaba con la intención de terminar su trabajo al día siguiente.

Cuando amaneció el zapatero se dispuso a comenzar su trabajo cuando, de repente, descubrió sobre la mesa de trabajo dos preciosos zapatos terminados. Los zapatos estaban cosidos con tanto esmero que el pobre zapatero no podía creer lo que veía.

Los zapatos eran tan bonitos eran el primer cliente que entró se los llevó y pagó más de su precio por comprarlos. El zapatero fue enseguida a contárselo a su mujer. Después, con el dinero recibido, compró cuero para hacer dos pares de zapatos más.

Como el día anterior, el zapatero cortó el cuero y lo dejó todo listo para terminar el trabajo al día siguiente. Y de nuevo se repitió el milagro. Por la mañana había cuatro zapatos, cosidos y perfectamente terminados, sobre su banco de trabajo. Esa misma mañana entraron varios clientes a la zapatería y compraron los zapatos. Y, como estaban tan bien hechos, pagaron al zapatero más de lo que habitualmente pagaban.

La historia se repitió otra noche y otra más, y otra…Pasó el tiempo, la calidad de los zapatos del zapatero se hizo famosa, y nunca le faltaban clientes en su tienda, ni tampoco dinero, ni comida. Todo le iba de maravilla.

Ya se acercaba la Navidad, cuando el zapatero le dijo a su mujer:

– ¿Qué te parece si nos escondemos esta noche para averiguar quién nos está ayudando a hacer los zapatos?

A la mujer le pareció buena la idea. Cuando llegó la noche, los dos esperaron escondidos detrás de un mueble para descubrir quién les ayudaba.

Deja tu Comentario

comentarios