La cabaña encantada -2

Llegó el día siguiente. Todos estaban junto a la puerta de la cabaña. Julián cogió aire muy fuerte y se metió las manos en los bolsillos para que nadie viese que le temblaban de puro miedo. No tenía otra opción que entrar pero sabía que no iba a ser capaz y estaba muy asustado. Todos los niños permanecían a unos cuantos pasos de él amontonados en un grupo.

Julián estaba a punto de poner su pie en la cabaña cuando se dio cuenta de algo:
– Un momento. Dijisteis que vendríais detrás de mi y estáis ahí mirando. Si vosotros no pasáis, yo tampoco.

La cabaña encantadaLos chicos empezaron a ponerse nerviosos, ninguno quería entrar porque todos tenían el mismo miedo que Julián y hubo uno que hasta salió corriendo.
– ¿Veis? Vosotros tampoco sois tan valientes. Si no sois capaces de entrar no deberíais burlaros de mí llamándome miedica.

Se hizo un gran silencio. Después uno por uno reconocieron que ellos también estaban asustados. Al final, el más mayor pidió en nombre de todos perdón a Julián porque no se habían portado bien riéndose de él cuando a ellos también les daba miedo entrar en la cabaña.

Acabaron haciéndose amigos y Julián entendió que no tenía por qué avergonzarse por ser como era.

Análisis de sus valores.

No debemos burlarnos de nadie porque sea más alto, más bajo, más listo o más miedoso que nosotros. Los niños han de entender que cada persona es diferente, y que son sus diferencias lo que los hace únicos.
Por otro lado la historia es también una buena forma de que los niños sepan que deben aceptarse tal y como son, con sus virtudes y defectos, y no deben sentir ningún tipo de vergüenza por ello.

Cuentos Cortos

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