Lectura El Medico
Cuando Marta volvio aquella tarde del cologio, no quiso salir a jugar con sus amigas; le dolia mucho la garganta.
-Marta, hija mia, ¿no sales a jugar un rato como todas las tardes?- le pregunto su mama.
_No, no me siento bien, me duele la garganta.
-A ver, a ver- la madre le miro la boca-.
Tienes un poco inflamadas las amigdalas. Mañana te llevare al medico.
-Eso no, mamaita- gimoteo Marta- yo no quiero ir al medico.
Si, Marta tendras que ir. Los niños, que estan enfermos como tu, van al medico; el los mira bien, y, cuando sabe que es lo que tienen, les receta unas pastillas, unas inyecciones o cualquier otra medicina. Asi se curan.
-Bueno, mama, pero tal vez mañana no me duela y no necesitamos ir.
-Claro, nena, si no te duele; ¿para que vas a ir al medico?
Pero aquella madrugada Marta desperto con un dolor muy fuerte y llamo a su mama.
-Tranquilizate, eso no es nada. Ahora mismo avisamos por telefono al medico. Y asi lo hizo.
-Mama, ¿y va a venir a estas horas?- dijo Marta entre asombrada y deseosa de que no pudiera venir.
-Claro los medicos trabajan a cualquier hora del dia y de la noche. Si una persona se pone enferma, como tu, va a su casa aunque sea muy tarde.
Es una profesion que exige sacrificio…
La madre siguio entreteniendo a la niña hasta que llego el doctor.
Cuando la hubo observado detenidamente, dijo:
-Vaya, Marta; esto no es nada. Voy a ponerte el termometro a ver la temperatura que tienes.
-¿Me hara daño?- lloriqueo la niña.
-Vamos, no seas tonta. El termometro es este tubito de cristal. Te lo pongo debajo del brazo; asi, ya esta; ¿a qu no te duele?
A los pocos minutos, lo saco , lo miro y dijo:
_Nada. Solo 38 y medio. Te receto unas pastillas para que baje la fiebre y unas inyecciones de penicilina con lo que se te quitara la inflamacion.
Veras como mañana no tienes nada…- dijo el medico mientras la acariciaba.