Supertomate… ¡al rescate! -2
Sí, lo hay -respondió la doctora jovencita -. Pero esa no es la solución. Este niño tiene que comer fruta y verdura y no le volverá a pasar nada.
– ¡Pero no me gusta! -protestó Tomás.
– Entiendo -dijo de nuevo la doctora -. Esto es una misión para Supertomate.
En ese momento entró volando un tomate gigante en la habitación, gritando como un loco:
– Supertomate…. ¡¡al rescatee!!
Y se estrelló contra la pared.
A Tomás le hizo tanta gracia que no podía parar de reir. Supertomate se había dado un buen golpe y se había espachurrado un poco.
– ¿Te duele? -preguntó Tomás a Supertomate.
– ¡Qué va! -dijo él -. Soy un superhéroe. He venido a traerte un remedio superespecial para tu superproblema. Cierra los ojos, abre la boca y confía en mí.
Tomás hizo lo que le pidió Supertomate. Con las risas y el jaleo a Tomás no le dio tiempo a pensarlo mucho.
Supertomate le dio unas chuches buenísimas.
– ¡Uhm! ¡Qué bueno está esto! -dijo Tomás.
– ¿Te gusta?
¡¡¡Sí!!!
– Pues son…. ¡verduras y frutas!
upertomate le había dado trozos muy fríos de zanahoria, tomate y pepino, y también de manzana, naranja, pera y melocotón. Lo había partido todo con formas muy graciosas. Resultaba divertido saborear un trozo de aquellas estrellas y corazones y adivinar qué eran.
Tomás descubrió que las frutas y las verduras estaban realmente buenas, y le pidió que le diera más y más.
Supertomate visitó a Tomás varias veces hasta que consiguió que comiera de todo de verdad. Y cuando el niño se fue del hospital, le recordó que tenía que seguir comiendo frutas y verduras todos los días.
Ya en casa, los papás le dijeron al niño que podía pedirles lo que quisiera, que se lo darían como premio a su gran logro.
– ¡Quiero plantar mis propios tomates! -dijo Tomás.
Y así fue como Tomás empezó a comer frutas y verduras y a cultivar sus propias hortalizas.
¡Esas sí que están buenas!
Eva Maria Rodriguez.